Bagels caseros


Hace poco, paseando por Twitter, me topé con una receta para hacer bagels caseros. La maestra fue Coulis de limón, un blog que os recomiendo fervientemente si os gusta la cocina. Sólo con leer la receta me trasladé mentalmente a Nueva York, a Central Park. Y también a nuestros desayunos en Amsterdam en aquella pequeña cafetería del Canal Ring. Bagels de salmón y cremoso café latte. ¡Tenía que probar! Y el resultado fue bastante notable. ¿Te animas?

Según advierte Coulis de limón, el truco del almendruco es juntar los sólidos por un lado y los líquidos por otro. Me pareció curioso. Yo siempre echo todo junto, a lo bestia, y resulta que orden de los factores sí altera el producto. Y, por cierto. Lo de las harinas no es ninguna tontería. Los bagels no quedarán igual si no usais herina de media fuerza (o mitad harina de fuerza y mitad normal).

Estos tarros de cocina son botes de leche de fórmula reciclados. En este post os muestro cómo hacerlo

Pues lo dicho. En un recipiente mezclamos las dos harinas, la levadura y la sal. En otro, el huevo, el aceite y el agua. Y a continuacion, juntamos los dos y empezamos a amasar. La verdad es que la mezcla es bastante pegajosa y quiénes, como yo, no tenemos una de esas coquetas amasadoras, tenemos que contenernos bastante para no echar más y más harina y convertir nuestra masa es un ladrillo seco.

Cuando la mezcla sea manejable, haremos unas bolas de masa. Coulis recomienda que pesen unos 80 gramos cada una. Las ponemos sobre un papel de horno y dejamos que leven durante media hora.


Pasado ese tiempo toca la labor más complicada para mi: ¡el maldito agujerito! Un día vi cómo Objetivo Cupcake Perfecto los hacía fácilmente con el mango de una cuchara de palo. Será que soy torpe, pero sólo conseguí dejar el mango pringado de masa.

Para mi, lo mas sencillo es embadurnarme un dedo con harina, meterlo en la bola de masa y empezar a dibujar círculos. Una vez hecho esto, volvemos a dejar que leve otra media hora.


A continuación, ponemos agua a hervir. Cuando esté lista, sumergimos cada bagel, según la receta, 70 segundos por cada lado. Sinceramente, este lo hice un poco a ojo.

Los sacamos, dejamos que se sequen 5 minutos y los pintamos con huevo. Después, espolvoreamos con sesamo y semillas de amapola. Y al horno durante un cuarto de hora a 230 grados.


¡Ya lo tenéis! Sólo queda abrirlos por la mitad, rellenarlos como queráis y a disfrutar.

8 comentarios

  1. Te han quedado estupendos, gracias por tus bonitas palabras. La verdad es que son pegajosos que te mueres, pero todas las masas tiernas lo son y lo del agujero, yo como tu, con mi dedito, que para eso está, jajaja. Gracias por hacer la receta y decir lo de las harinas, la verdad es que no hay color. Un beso muy muy grande.

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    1. Un beso!! Gracias a ti por compartir este recetón. Nos ha alegrado ya varias tardes :))

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  2. Woww!Menuda pintaza! Esta receta la hago seguro!!Gracias por enseñarnosla!
    Bss

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  3. Que buena pinta!
    No sabes la envidia que me das, ves una receta y ale, enseguida te animas a prepararla, a mi todo se me hace súper complicado, me sacas de un arroz blanco y todo lo demás es un mundo para mí.
    Me tengo que poner las pilas en la cocina pero YA

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    1. Pero bueno!! Eso no puede ser!! Te tienes que animar a seguir una receta y listo!! Verás que te sale bien!!
      Yo me pongo enseguida manos en la masa porque soy una tripera. Así me luce el pelo!! Jajsja

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  4. Pero bueno, si acabo de leer la receta de los Bretzel y ahora me encuentro esto en el blog, y sin buscarlo! Me chiflan los bagels para desayunar!!! Me gustan saladitos. Madreeee... me acumulas el trabajo! :-)

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    1. jeje qué bien que se te acumule el trabajo! Es por una buena causa!! :))

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