Decálogo de la correcta visita a una maternidad


¿Alguien cercano a ti ha tenido descendencia y quieres ser el mejor visitante conocido nunca en un hospital? No vayas. Nadie va a echarte de menos. Vale, venga. ¿No puedes reprimir tu ansia por conocer al pequeñín? Pues entonces toma nota y no te saltes ninguno de los puntos de la siguiente guía.



1. Las primeras 24 horas no son negociables. Lo sentimos. Tendrás que contenerte hasta que haya pasado ese tiempo. Seguro que tienes un montón de cosas por hacer en tu casa, en tu trabajo... con las que ocupar tu mente y no pensar en las infinitas ganas de pasar el umbral de la puerta de la maternidad. El bebé, su madre y también su padre necesitan, por lo menos, esa tregua.


2. Avisa antes de ir. No vas a chafar ninguna sorpresa. Recuerda que madre e hijo están ingresados en un hospital. Sí, un hospital. Ese sitio en el que dejan quedarse a dormir a la gente que necesita atención médica. No es una habitación de Marina D'or. Por muy bien que haya ido el parto, puede que el momento que tú has elegido para tu visita no sea el mejor. Deja que te lo expliquen amablemente. Puede darse la circunstancia, incluso, de que se te hayan adelantado una o varias visitas más. Y nuestra intención no es molestar más aún, ¿veredad? ¿VERDAD?

3. El Whatsapp (sms en su defecto) es tu amigo. No es necesario que hagas vibrar durante horas los móviles de los padres. No están ni ciegos, ni sordos. Tampoco es un problema de la maldita línea ¿Te has planteado que quizás no pueden atenderte? Deja tu mensaje y verás que ellos te responderán en cuanto puedan.


4. ¿Tienes tos? ¿mocos? ¿andas algo sueltecillo? ¡Esfúmate! Basta una simple reflexión antes de salir de casa. "Llevo llaves, dinero, el regalito, un cargamento de klinex..." ALTO! Vuelve sobre tus pasos. El bebé no quiere conocer a tus virus.


5. Nada de niños. Por más que quieras evitarlo, tus pequeños querrán compartir con el recién llegado todas las enfermedades que, a su vez, sus compis del cole compartieron generosamente con ellos. Son así de desprendidos. Y además, querrán hacer esas cosas que suelen hacer los niños y que encajan tan poco en un hospital: correr, jugar, gritar, tocar, chupar... Ya ves tú.


6. Un oso a tamaño natural no es bonito. Ni gracioso, ni cuqui, ni nada. Puedes regalar pañales, un sonajero, gorritos, manoplas, una sesión de spa para la madre.... ¡Qué se yo! Pero un oso gigante, no. Evita al padre de la criatura el bochornoso momento de cruzar la ciudad y plantarse en el centro comercial de turno abrazado a un oso de su tamaño y rogando que se lo cambien por un cargamento de pañales, toallitas y bodies.


7. Atiende a las señales del padre. Se intuitivo. Si el papi te propone bajar a tomar algo, no rechaces la invitación. No digas aquello de "gracias, pero acabo de tomarme un café ahora mismito". Te aguantas. No lo hace por ti. Tampoco por él. No pretende liarse a gin-tonics contigo. Trata de hacer que salgas de la habitación y dejes al bebé y a su madre tranquilos un rato. Es su trabajo en ese momento.


8. No seas efusivo. El bebé tiene de sobra con los besos y abrazos de sus padres. Déjale en paz, no vayas a haber hecho mal el repasito antes de salir de casa y le endiñes un virus antes de tiempo. Por mucho que luego trates de disimular, sus padres terminarán sabiendo que fuiste tú.



9. ¿El bebé tiene hambre? ¡Lárgate! Puede que a la madre le dé igual sacarse la teta delante tuyo, pero puede que no. Lo que es seguro es que no va a dejar que su hijo pase hambre, así que no metas el morro en un momento como ese. Seguro que hay una cafetería en la que tomar algo durante un rato.



10. Las opiniones no son bien recibidas. Tu nuera La madre ya sabe si el niño necesita abrigo, comida, pañal limpio, brazos.. Y si no, no te agobies, aprenderá enseguida. Que le bombardees con opiniones, no le ayuda. También sabe que sigue teniendo tripa, que tiene mala cara, que anda como un pato... Díselo sólo si pretendes que te guarde rencor para el resto de sus días.

P. D.: A la espera del 'Decálogo de la perfecta visita a casa', sigue provisionalmente estas diez reglas de oro.

16 comentarios

  1. Jajajaja. Me ha encantado!! Sobre todo el punto 10...
    Nace un bebé y nos convertimos en egoistas!! Solo pensamos en nosotros. Una pena. Yo desde luego no voy al hospital si no es alguien muy muy allegado y al que le pregunto mil veces si se encuentra bien y de verdad quiere que vaya...Luego visita cortísima y si hay demasiada gente paso a dar un beso a preguntar que tal y dar la enhorabuena y me esfumo!! Y lo de coger al bebé no se me pasa ni por la cabeza...

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  2. Me ha encantado!!! Jajajajajaja! Lo comparto. Y cuando me toque dar a luz haré fotocopias y lo distribuiré... Jijijiji

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    1. Y harás muy bien!! Jajaja Acabemos con las visitas impertinentes!!

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  3. Bufff, ¡cuánta verdad! Sobre el punto 8, menos mal que donde yo di a luz únicamente dejan coger al bebé a los padres, el resto ni acercarse, por la razón que tú indicas. Es cierto que hubo a quien no le agradó, pero.... es lo que hay.
    Y que decir del 2, en fin!!
    Enhorabuena por el post.

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    1. La gente demuestra poquísima educación y respeto a veces. Gracias por tus palabras. :-*

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  4. ¡Cuánta verdad junta! Yo tenía que haber llevado uno de estos impreso y pegarlo en la puerta de la habitación porque creo que a mí me las hicieron todas

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    1. Pobre, reconozco que conmigo se portaron razonablemente bien.

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  5. Jaja, acabo de descubrir tu blog, casualmente nosotras el lunes publicamos algo parecido, aunque yo directamente soy de la opinión de NO A LAS VISITAS, pero para las que no se puedan evitar me parece un decálogo perfecto!!

    María

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    1. Gracias!! Yo también soy fan de los no-visitantes y práctic. Con el ejemplo.

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  6. Me ha encantado!! Estoy a punto de dar a luz, así que te lo cojo prestado para compartirlo a modo de indirecta en mi face jeje

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    1. Todo tuyo. Puedes incluso repartirlo por la habitación del hospital por si a alguno le cuesta pillarlo. Jejeje

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  7. Me ha encantado. Trabajo en una maternidad y lo de las visitas es algo horroroso. Habitaciones erpletas de gente y nadie se marcha. Por mas que les dices directa o indirectamente nunca hacen caso. Se piensan que quieres fatidiarles. Lo que no entienden es q a los bebes tanta visita les altera, luego estan nerviosos, intranquilos, no cogen la teta, lo que conlleva que los padres esten tambien nerviosos... y es un círculo vicioso .
    Un saludo! Futura mamá.

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